El hecho de que los países nórdicos fueran pioneros en el campo de la sostenibilidad y el medio ambiente no nos sorprende. Pero el hecho de que IKEA, que empezó centrándose en los muebles y luego se adentró en la alimentación y las bebidas con sus icónicas albóndigas, haya empezado a vender energía sostenible nos deja un poco perplejos.
La noticia llegó hace unos días: gracias a una asociación con Svea Solar, un fabricante de paneles solares, el gigante sueco venderá electricidad verde a los hogares.
Los hogares suecos podrán comprar energía pagando una cuota fija más una cantidad variable en función de su consumo.
¿Cuál es el motivo del traslado de IKEA?
IKEA ya ha empezado a vender paneles solares en varias tiendas suecas y no suecas de IKEA. Según Jonas Carlehed, máximo responsable de sostenibilidad de IKEA, el objetivo es que la energía procedente de fuentes renovables sea más accesible para todos.
La intención del grupo escandinavo es posicionarse como "actor climático positivo" al reducir la producción de gases de efecto invernadero. Esta última maniobra también debe considerarse en esta dirección, haciendo que la imagen de IKEA sea aún más "verde" y orientada al medio ambiente.
Pero no hay que olvidar que también será una nueva fuente de ingresos para el grupo, que aportará nuevos ingresos a la empresa y la posibilidad de crecer en nuevos mercados.
Ikea en el mercado energético: ¿qué consecuencias tiene?
Si bien cualquier iniciativa en favor del medio ambiente debe considerarse como otro paso importante hacia los objetivos de un desarrollo sostenible del planeta.
Esta operación corre el riesgo de aplastar tanto a los paneles solares como a los productores de electricidad de los distintos países en los que se llevará a cabo.
Por ejemplo, la posible entrada de un “gigante” como IKEA en Italia podría ser fatal para los numerosos pequeños y grandes empresarios del sector, que no podrían resistir la competencia de un grupo tan estructurado.
En Italia hay cientos de proveedores de electricidad, a menudo locales y regionales, que podrían ver reducidas sus cuotas de mercado al concentrar la comercialización de la energía aún más en manos de unos pocos grandes grupos.
Las maniobras que aumentan la sostenibilidad medioambiental en Europa son siempre bienvenidas, pero esperemos que la agotadora búsqueda de ésta no lleve a la pérdida de la sostenibilidad económica de las pequeñas y medianas empresas de nuestro continente.
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